.

.

DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

Mostrando entradas con la etiqueta EN MEMORIA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta EN MEMORIA. Mostrar todas las entradas

CRÓNICAS DESDE LA CARA OCULTA

Ángel Caído Real Academia de San Fernando (Madrid)


RETRATO DE FAMILIA FELIZ
Dos extremos,
somos dos,
de una misma madeja.
Retuérceme,
ponme a colgar del (h)uso,
hazme girar en tu rueca.
Mientras tú lanzas los cuchillos,
yo esconderé la cabeza.
Sabe más la tortuga por cobarde
que por vieja.
Pegado en tu tela de araña,
noto vibrar las cuerdas.
Y qué puedo hacer yo
si en nuestra trampa
ha caído otra presa.
Qué dichosos seremos
los tres,
trapecistas sobre el abismo,
trabajando con tu deshilachada red
como único antídoto
contra el destino.
                                                                                        (S. G. I, Madrid, 8 de octubre, 2013)


Edipo y la esfinge, Gustave Moreau


Para escuchar a Radio Futura interpretando Han caído los dos


NEVERMORE

Río Tormes (Salamanca). Aunque bien podría ser el Leteo
 
EN TIERRA INEXPLORADA

     Sólo los separa el Leteo; casi puede tocarla. El autor se dispone a atravesar la cautivadora corriente, aun a riesgo de quedar aprisionado en el Hades. Pero entonces lee en sus ojos: ella ya no es su Virginia, ya no le reconoce. Súbitamente el grácil cuerpo se pliega. Tras el violento golpe de tos, ella observa el cándido pañuelo con resignación y tibia melancolía. Muestra al desconocido la mancha que se extiende implacable. Le ofrece un adorable mohín a modo de disculpa. Se hace tarde; debe regresar a casa.

A miles de kilómetros, las olas del mar gélido rompen contra los acantilados. Es octubre y hace frío, pero la ventana abierta aguarda el improbable regreso de Annabel.

     “¡No cerréis el ataúd, ella aún vive!”. El escritor despierta sobresaltado. Las lágrimas han fluido inconscientemente mientras dormía sobre su escritorio, y ahora es su último poema el que parece llorar ríos de tinta. Sabe que regresará junto a ella, pero no puede esperar todo un día. Entonces abre el cajón que siempre permanece cerrado con llave y, fingiendo no ver los insidiosos recortes de periódico, extraer el precioso frasquito. Aprieta los labios contra la fría boca y bebe de ese beso lenitivo. Tras algunos minutos, la voz infantil acude acompañada por el lánguido lamento del arpa que ella solía tocar. Revolotea tímidamente por la habitación. Cuando está a punto de posarse en su hombro, el sombrío cuervo grazna “nevermore” y el animalito huye asustado.

     Lo persigue por un Baltimore desierto, entre los glaciares y la bruma de los opiáceos y el alcohol, hasta caer exhausto. No se resiste cuando un vagabundo le propone que intercambien sus chaquetas.

     Siente tanta piedad que finalmente decide entregársele. No ve esas ropas raídas que ni siquiera le pertenecen. Ella sabe quién es él realmente, no necesita leer los recortes de su cajón. Bajo el tupido velo de novia, Edgar reconoce inmediatamente el rostro pálido como la nieve: la ha cortejado desde su juventud. La enorme figura etérea avanza con los brazos abiertos, dispuesta a acogerle en su seno. Esta vez, para siempre.

(Salomé Guadalupe Ingelmo, En tierra inexplorada, en la revista digital miNatura. Revista de lo breve y lo fantástico 103, julio-agosto 2010, p. 26, pp. 21-22.)

Edgar Allan Poe, Salomé guadalupe Ingelmo


Para escuchar a Radio Futura interpretando Annabel Lee

LAS NIÑAS MALAS NO VAN AL CIELO

Puente del Real, Valencia

VOCACIÓN DE MAE WEST
Podía ir a todas partes;
no era una niña buena.
Podía elegir cualquier lugar
y, a fuerza de vagabundear,
acabé escogiendo el matadero.

Tenía mucha prisa
por alejarme del colegio.
No había tiempo de pensar.
Demasiado joven para temer
el cementerio.

Porque yo no me creía buena.
Pero él no lo era.
Comprendí demasiado tarde.
Las niñas malas no van al cielo;
acaban en un agujero.

Se cierran todas las puertas
hasta crearse su propio infierno.
                                                                                 (S. G. I, Madrid, 21 de septiembre, 2013)

Delacroix, Dante y Virgilio en los infiernos

Para escuchar a Amy Winehouse interpretando You know I’m not good

FINAL DE LÍNEA


ÚLTIMA ESTACIÓN
En el andén,
vidas como vías
tendidas con urgencia.
Se volvieron confluyentes
las líneas paralelas.
Hilos cercenados,
forjados
con duro hierro.
Frágiles destinos
esparcidos
sobre raíles siniestros.
                                                                                                     (S. G. I, Madrid, 25 de julio, 2013)

El destino o Las parcas, Francisco de Goya

Para escuchar Το τραίνο φεύγει στις οκτώ, de Mikis Theodorakis, interpretado por María Farantoúri

NO NECESITO UN ANIVERSARIO



SE TI SCRIVO SOLO ADESSO…
Quédate, Señor, tu serenidad
si es para aceptar lo que cambiar no puedo.
Animal me hiciste,
la respuesta es refleja:
si me hieres, me revuelvo.
Daño colateral o error de cálculo.
Elección equivocada.
Quizá sólo un despiste.
Te fabricó a su imagen un ser imperfecto.
Negligente.
Te cansaste demasiado pronto de hilar
y cortaste.
En el tejido, un agujero.
Extirpaste sin zurcirme siquiera.
Tarde para disculpas:
el trasplante es imposible,
no existen indemnizaciones.
Me has dejado sólo una opción.
Quiero la hoja de reclamaciones

Se ti scrivo solo adesso, un motivo ci sarà.
Crece bajo mi ventana el sauce
blanco −terca cabellera cana−,
cabizbajo.
Ninguna mano complaciente
aligera ya sus ramas.
Pasó el capricho infantil
−mi edad, si preguntan,
sólo tres dedos−
Nos echan de menos en el jardín,
abuelo.
Tú tienes el tuyo de piedra:
duermes hace años
en el suelo.
Yo, a días,
no sé reemprender el vuelo
                                                                     (S. G. I, Madrid, 15 de julio, 2013)

El sacrificio de Isaac, Caravaggio

Gracias, Dios mío, por habernos creado animales. Por habernos emparentado, salvo a unos pocos más próximos al reino de los protozoos −con perdón de las amebas−, con el mono.

Para escuchar a Ligabue interpretando Lettera A G, precedida por su poema Il guscio rotto

REVELACIÓN


Catedral Vieja de Plasencia


En estos últimos días, por motivos que no vienen al caso aunque existen –nada sucede porque sí, aunque algunos se empeñen en hacernos creer lo contrario– he releído una novela descubierta hace muchos años, cuando aún vivía en Italia. No soy aficionada al género policíaco, pero aprecio la buena literatura más allá de los géneros y los argumentos. Por eso recomiendo El silencio de Dios, de Gilbert Sinoué, a los amantes de la novela policiaca. Pero también, en general, a todos aquellos seres dispuestos a no dejarse aniquilar por la ciega y sorda ortodoxia; a quienes cultivan la duda constructiva, la reflexión esclarecedora y enriquecedora –si bien no exenta de dolor–. Jamás, el devastador escepticismo.
Son tiempos para reflexionar sobre el libre albedrío. Porque en lo más íntimo cada uno de nosotros sabe lo que está bien y lo que no. Por eso es necesario aprender a despojarse de miedos o intereses; hacerse responsable de los propios actos y sus consecuencias. Es necesario no cerrar la puerta a la propia conciencia.


Atravesará un camello el ojo de una aguja antes de que la ausencia de escrúpulos pise el reino de los cielos. Estoy segura. Es estrecha la ranura para quienes no aman ni respetan a sus semejantes. Da igual en lo que digan creer, porque resulta demasiado fácil leer en sus corazones… de piedra.

Ángel de la Revelación, William Blake

Para escuchar a Florence and the Machine interpretando No Light, no light




LA VOZ DEL AMO

Monumento a los perros, Ayuntamiento de Canencia al fondo


Con tal de dar la razón a quien conviene, mintamos, tergiversemos, usemos argumentos torticeros…
Insultemos, además, a las víctimas, que muriéndose nos han fastidiado el negocio y nos han puesto –¡qué desfachatez!– en un aprieto: los muchachitos mueren porque son unos borrachos. No sé qué es peor, si un alcohólico –suponiendo que lo sea–, al fin y al cabo, un enfermo, o un mentiroso patológico que pretende manipular a toda costa, a sabiendas. Qué creen estos personajillos que se autoproclaman periodistas –señores, no basta con un diploma firmado por el Rey, su disciplina exige un determinado acercamiento a la realidad del que ustedes son del todo incapaces– que obtendrán defendiendo, permanentemente, lo indefendible. O qué obtienen en efecto.... ¿Dormirán por las noches? Una cosa les alabo, esa falta absoluta de complejos: porque decir según qué cosas con los cadáveres –metafóricos o reales– aún frescos y que no se te caiga la cara de vergüenza… Claro que a lo mejor he confundido los términos y lo que no tienen, sencillamente, son principios.
Existe un dicho muy castizo, no demasiado elegante pero trágicamente cierto. Pues sí, además, apaleados. Siento vergüenza ajena. Y ganas de pedir perdón por otros a quienes han perdido a los suyos. Porque todos somos responsables, yo la primera, si, callando, hemos permitido que estos individuos sin escrúpulos hayan creído que todo vale y que son intocables; que nada de cuanto digan o hagan tendrá consecuencias. Basta ya de falsos profetas por boca de los cuales hablan siempre instancias más altas, que no superiores. Al menos, por cuanto respecta a moralidad y ética. Se da el caso que sólo se puede enseñar de lo que se sabe: a aprender, de nuevo, a la escuela.


Mentira, Salvator Rosa

Para escuchar a Joan Manuel Serrat interpretando Yo me manejo bien con todo el mundo

NB0Ar3P80419T54f30y0

Zt0vX3Ik3915X58931Q0

PESADILLA ANTES DE NAVIDAD



Cementerio de Hervás

TRICK OR TREAT
Noche oscura
de almas.
Noche de muertos:
sueños eternos
suspendidos de un hilo
cortado a destiempo.

Elijo el trato
y me das el truco.
Codicia: no te basta
hacerme morir de miedo.
En un ataudito pequeño
disfrazada de cadáver
me mandas al cementerio.
                                                                                  (S. G. I., Madrid, 1 de noviembre de 2012)

La muerte de un avaro, El Bosco


Para escuchar Esto es Halloween, BSO de Pesadilla antes de Navidad

Para escuchar a Eric Clapton interpretando Tears in heaven

SE LLAMA OBSESIÓN




Las personas no vienen con libro de instrucciones. Y aunque así fuese, las instrucciones de algunas personas estarían escritas en una lengua ininteligible, probablemente incluso para ellas mismas. Y aunque así fuese, algunas personas están sencillamente negadas para los rompecabezas. Este género de juegos requiere no sólo destreza sino también paciencia y una buena dosis de voluntad. Puedes estar particularmente dotado para ellos, pero si no entrenas con asiduidad, pierdes la mano fácilmente. Nos volvemos huraños en breve, a fuerza de jugar solos con nuestros juguetes. Peor aún, pretendemos jugar con otras vidas como si fuesen juguetes, nuestros personales e irrenunciables juguetes: objetos que manipular a nuestro antojo sin consideración
Guillermo de Baskerville, atrincherado tras su reconfortante y protector hábito, aseveraba: “Cuán pacífica sería la vida sin amor, cuán segura, cuan tranquila… y cuán aburrida”. Seguramente tenía razón. El problema consiste en definir claramente el término amor. Más que nada para no generar malos entendidos que podrían revelarse fatales.
El amor no conoce de esclavitud. Si has de pedir la manumisión significa que no te quiere; sólo se quiere. La libertad no se pide, se exige: es tuya por derecho, y no hay justificaciones necesarias, ni posibles.

Otelo, Antonio Muñoz Degraín

Para escuchar a Elton John interpretando Tonight

Para escuchar a Elton John interpretando Tonight en el mítico concierto de Sydney 1986

DE INSECTOS Y ARQUETIPOS. LA SOCIEDAD PATRIARCAL Y SUS DEMONIOS


MATER A MANTIS IMA
Medea, Salomé, Judith…
Perversa naturaleza:
después de drenarte los fluidos,
te cortará la cabeza.

Si no te andas con ojo,
sus afiladas garras
abrirán en canal
tu desamparada cartera.

Manso como al gato te quiere:
sin mediación del cuchillo,
su vagina dentada
te castrará con certeza.

Una vez te cases,
no pasarás por las puertas:
mientras se lo permita el cuerpo,
te coronará luenga cuerna.

Tú o ella…

No merece prisión
quien mata en legítima defensa.
El que lapida primero
no recibe piedras.

Mejor acabar con la madre,
la mujer y la suegra
que sacarse los ojos
de las angustiadas cuencas.

Si te aterroriza lo que ves,
erradícalo de la tierra.
O sepúltalo definitivamente
bajo ella.
                                                                 (S. G. I. Madrid, 14 de marzo de 2012)

Reza un refrán popular “Cuando vuelvas a casa, pega a tu mujer. Tú no sabes porqué, pero ella sí”.

La arpía, Edvard Munch


Para escuchar a Jimi Hendrix interpretando Hey you 

Para escuchar a Amy Winehouse interpretando Back to black

COMPORTAMIENTO ANIMAL


LA ESTRATEGIA DEL AVESTRUZ
Ojos que no ven,
corazón que no siente…
Dicen.
Cava Edipo la fosa
con las uñas, inconsciente.
De las cuencas vacías
brotan melancólicas fuentes:
imposible borrar el remordimiento
de la mente.
                                                                                                     (S. G. I. Madrid, 29 de febrero de 2012)



Para escuchar a Bettinotti Fernández interpretando El hombre muere del hombre


ENTRE TINIEBLAS

Gargantilla bajo la niebla

ELEGÍA
Un muerto canta
a ese lado de la distopía.
En el mundo que no he sabido crear
frustrado llanto exuda el cielo,
ubre siempre lista para el ordeño.
Por la culpa;
por mi culpa.
De nuevo, por mi grandísima culpa.
Porque mi magia agoniza impotente:
sólo soy un dios en el destierro.
Si araño la superficie,
se me resquebrajan los dedos.
Se me disuelven las palabras
como azúcar en ajenjo.
Escupo amargo remordimiento.
Un muerto canta y su voz es trino rojo.
Pudo haber sido vida
de haber sabido yo
escribir esa utopía.
                                                                                                      (S. G. I. Hervás, 16 de febrero de 2012)

Sconfitta, de William Blake

Para escuchar a Eagles interpretando Hotel California

AL CAMINAR SOBRE LAS ASCUAS

Como algunos de vosotros quizá recordéis, el pasado 14 de octubre se declaró un incendio en la sierra de Hervás. El fuego tardó varios días en ser extinguido y, como consecuencia, se quemaron más de 300 hectáreas de monte. La alta pendiente de la zona afectada y su cercanía al cauce del Horcajo, que abastece al pueblo, hizo temer que las lluvias y arrastres invernales provocasen una amplia erosión y que los residuos del incendio llegasen hasta la presa del Horcajo.
Por si hay personas que piensan que un incendio es algo puramente anecdótico, que el monte se regenera sólo sin demasiadas dificultades, para aquellos que nunca hayan experimentado la desolación de circular por cumbres devastadas por el fuego, hoy quiero dejar el testimonio de algunas fotos tomadas hace un par de días desde la Pista Heidi, en la zona que se extiende entre Gargantilla Honda y el río Horcajo. Quizá quienes no están acostumbrados a circular por los montes pelados por el invierno no perciban tan claramente los daños a primera vista, por lo que aconsejo aumentar las fotos. Al final observaréis el paisaje apocalíptico que ofrece la presa del Horcajo, la que normalmente abastece al pueblo, totalmente vacía y blanqueada por la escarcha.



















DEVASTACIÓN
Negro cielo.
Negra tierra.
Negro es el carbón.
Negro, el color de la ausencia.
Negros, los pozos sin fondo
de la conciencia.
Negra, la ceniza que nieva
enturbiando los pensamientos
del poeta.
                                                                                          (S. G. I. Hervás, 27 de diciembre de 2011)


Para escuchar Dios de la lluvia, de El último de la fila

BAJO EL FRÍO ETERNO


Hace escasos días, el 14 de diciembre, se cumplía el primer centenario de la conquista del Polo Sur. En ese escenario inhóspito, Amundsen y Scott compitieron por la gloria. Sólo podía ganar uno. El noruego se alzó con la victoria pasando, así, a la Historia. Su oponente perdió la vida, como todos los miembros de su equipo. Treinta y cinco días hicieron la diferencia, y las desavenencias sellaron la tragedia.

Cementerio de monasterio en la nieve(Caspar David Friedrich)

CONQUISTA DEL POLO OPUESTO
En esta tierra yerma
competimos tú y yo
por una esperanza muerta.
Los corazones ha helado,
pero no logra la nevada borrar
nuestra huella.
En falso se cierra la herida
de esos aludes
que a la razón sepultaron.
Quién Amundsen y quién Scott.
Sólo uno alzará
bandera sin patria ya
sobre el páramo desierto.
Moriré con la sonrisa puesta.
Me enterrarás en sepulcro apartado;
olvidarás.
Yo ni olvido ni perdono.
Nada queda de lo que fue.
Nada de lo que fuimos queda.
Sobre el campo,
restos de la contienda.
Aunque caiga
blanca la nieve
sobre la estepa.
                                                                                                 (S. G. I, Madrid, 17 de diciembre de 2011)

Túmulo megalítico en la nieve (Caspar David Friedrich)

Para escuchar Héroes de la Antártida de Mecano
             

EL FINAL DE UNA ERA


De los tres enormes castaños que surgían al pie de un padrón en el Castañar del Duque, en la senda que enlaza la pista principal que va de Hervás a Gargantilla con la carretera que conduce al Puerto de Honduras, ya sólo quedan dos. Uno de ellos no ha resistido, quizá, la embestida del viento. Sus raíces, carcomidas, ahora miran al cielo. En su caída, involuntariamente, ha arrastrado algún castaño más joven. Los dos supervivientes honran al compañero coronándose de verdes hojas. Aunque su tenaz follaje parece languidecer por momentos.




REQUIEM
Calla el bosque sobrecogido:
mudos los pájaros por respeto.
Hoy la niebla cubre el sol.
Las campanas suenan a muerto.
El tronco lleno de arrugas
yace tendido en el suelo.
Ya no coronará el verde tus ramas,
ni dormitarás otro invierno.
Al fin ha rendido sus armas
el infatigable caballero.
Duerme un sueño profundo.
Descansa hasta el final de los tiempos.
Espera, gigante, en la otra orilla
a los restantes dos mosqueteros
                                                                           (S. G. I. Hervás, 2 de agosto de 2011)














Para escuchar a Loreena Mckennitt interpretando The Two Trees








PARA SIEMPRE CERCA DEL CIELO


Algunos no comprenden el objetivo de disciplinas como el montañismo. Hay quienes piensan que quienes se juegan la vida para escalar una montaña, lo hacen con el único fin de demostrar algo al mundo, de alimentar su ego. Que la empresa es baladí, un riesgo inútil que sólo un insensato, alguien que toma decisiones a la ligera, puede decidirse a afrontar.
Hay quienes aún creen que el montañismo es un deporte absurdo o quizá hecho a medida de narcisistas y vanidosos. Al fin y al cabo, no implica espectáculo y “divierte” únicamente a quien lo practica. Al fin y al cabo, cuando el montañero baja, la montaña sigue estando allí, como siempre: aparentemente no ha cambiado nada. Aparentemente.
El problema es que aún hay quienes no entienden que el montañismo no es un deporte sino una forma de vida, un modo de entender el mundo que nos rodea y de interaccionar con él.
Muchos no comprenden aún que, cuando uno compite consigo mismo y mide sus fuerzas con la naturaleza (a la que jamás se enfrenta, pues ambos luchan en el mismo bando), no lo hace para demostrar a los demás su superioridad, sino para recordarse a sí mismo algo bien distinto: para constatar la insignificancia del hombre, para aprender a ser humilde. Y también para iniciar un viaje interior que le permitirá superarse, convertirse en un ser humano mejor. Por tanto el esfuerzo, además de admirable, es altruista, pues repercute positivamente en sus semejantes, que se benefician de ese enriquecimiento personal del individuo.
Quien toma esa opción vital, quien emprende esa aventura y elige una ruta dura y exigente (a veces incluso despiadada), no lo hace a la ligera, sino siendo plenamente consciente de los peligros a los que se enfrenta y del precio que quizá un día tenga que pagar.
Por eso, cuando un montañero se va, cuando alguien como Óscar Pérez se va, con él se va también un elemento valioso de nuestra sociedad, alguien que, con su voluntad de mejorar, hacía del mundo un lugar mejor. Por eso nos deja a todos un poco huérfanos. No es importante que no le hayamos conocido personalmente. Se marcha un semejante, un compañero, alguien que merece que le echemos de menos, que le rindamos homenaje. Yo no soy alpinista. No soy más que una simple aficionada al senderismo, pero mañana lo haré humildemente, desde mis modestos 2.100 metros: cuando esté arriba, gozando de condiciones climatológicas perfectas y de un paisaje hospitalario, pensaré en él (como tantas veces lo he hecho en estos últimos días).
Puede que, por un milagro, ese pensamiento vuele lejos y logre alcanzar la imposible arista en la que se encuentra. Para que, por un momento, Óscar sienta la calidez de una mano amiga.
Me resisto a hablar de pésame. Mi solidaridad para su familia, compañeros y amigos.

Los verdaderos protagonistas estan aquí