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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

ALICIA SE MIRA EN EL ESPEJO

Escritora española, ensayista española, crítica literaria, escritores de terror, escritores de ciencia ficción, escritores de literatura infantil, escritores de microrrelatos,  Salomé Guadalupe Ingelmo, Ángel Ganivet, Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, Concurso Literario Ángel Ganivet, Concurso Ángel Ganivet, Premio Ángel Ganivet, Certamen Ángel Ganivet
Tentación (retrato de Salomé Guadalupe) por Alejandro Cabeza



CONSEJOS A UNA BELLA DURMIENTE
Te ofrezco el fruto madurado con dolor,
a base de golpes engordado.
A pesar de todo,
es dulce y no amargo.
Come de él sin temor;
no es elixir de muerte sino de vida.
No te marchites esperando un beso liberador.
Que te encuentre consciente,
despierta,
si ha de llegar el príncipe 
algún día.
                                                                                        (S. G. I, Madrid, 1 de agosto, 2013)



ALICIA SE MIRA EN EL ESPEJO

Sobre el escenario, un ambiente angosto, un pequeño cuarto abierto hacia el público en  cuyas paredes, forradas desde hace demasiado tiempo con un sombrío papel gris, se  advierten desgarrones y ampollas provocadas por las humedades. También, cercos de  salitre  con forma vagamente humana: fantasmagóricas apariciones de aciagos rostros. En  el fondo del escenario, en sentido transversal, unas barras atraviesan, a la altura de la cabeza, el reducido espacio. De ellas cuelgan algunos trajes de chaqueta austeros, de corte siempre estricto, en tejidos tupidos y pesados. Invariablemente, oscuros. Con falda recta y larga por debajo de la rodilla, como parecería corresponder a una mujer de mucha más edad. Trajes, en definitiva, sin ningún atractivo. Escondido entre ellos y  olvidado  por todos, desambientado y excluido, marginado y melancólico en un ángulo apartado, se marchita por momentos un único vestido juvenil con flores otrora multicolores  que parecen agonizar en ese hábitat cerrado y hostil. Un vestido primaveral de gasa, escotado y cortísimo, como los vaporosos vestidos estampados que solía llevar antes de conocerle.
Detalle a detalle el público va comprendiendo que la protagonista se encuentra recluida dentro de un armario ropero, una suerte de zulo sórdido y triste del que ella no tiene la llave...


PARA LEER LA TOTALIDAD DEL MONÓLOGO, DESPLEGAR LA ENTRADA

Los verdaderos protagonistas estan aquí