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DOS PINCELADAS SOBRE HERVÁS


(S. G. I., Madrid, 13 de octubre de 2011)

EL CAMINO, EL DE DENTRO Y EL DE FUERA, NO TIENE FIN: LO CONSTRUYEN LOS PROPIOS PIES.


Es éste un viaje a paisajes naturales, pero también a mis paisajes interiores: imposible delimitar lo que queda a cada lado de la ventana que es mi cámara. Es éste un viaje iniciático al interior de vosotros mismos que pasa por mirar, también, al exterior.

Abrimos una puerta a los caminos que recorren las montañas de Hervás. También, y muy especialmente, a los caminos que os recorren y que quizá nunca hayáis osado hollar. Nos esperan muchos lugares nuevos. Y cada unos de vosotros descubrirá, por su cuenta, otros paisajes interiores no menos hermosos, una tierra virgen: vuestro pequeño reino privado.

ARROYO BALOZANO

Hoy nos disponemos a visitar un de los arroyos más caudalosos que pasa por Hervás. A pesar de encontrarse en un paraje especialmente hermoso, no parece ser muy conocido por los habitantes del pueblo. Quizá por eso la última vez que lo he visitado ya no era posible acercarse al cauce: la maleza ha engullido por completo la última parte del camino que debemos recorrer para llegar hasta el borde del agua. No obstante, aconsejo vivamente esta visita. Es otra muestra de que al senderista suele atraerle más el camino que el objetivo en sí. De hecho, creo que la pista que nos conduce hasta el Balozano es una de las más hermosas que se pueden encontrar en Hervás. Especialmente del otoño a la primavera, aunque su atractivo tampoco es despreciable en verano.

VENTAJAS
1. La belleza de la pista que transitamos, que radica tanto en la variedad vegetal y la frondosidad de sus márgenes como en su aspecto especialmente agreste.
2. Es un recorrido bastante corto que no presenta ningún tipo de riesgo ni complicación.

INCONVENIENTES
1. La ausencia de agua en todo el trayecto.
2. La imposibilidad de llegar hasta el cauce al menos por el momento. Esperemos que alguien se decida a limpiar el último tramo de la pista.
3. La presencia en ese último tramo, justo antes de que el camino desaparezca entre la maleza, de un grupo de panales con sus correspondientes abejas (sobre cómo comportarse si nos vemos obligados a pasar cerca de panales se puede consultar la sección de Consejos prácticos).

CÓMO LLEGAR
Aprovechando que el camino que nos lleva hasta el arroyo Balozano parte de la Pista de la Tejea (la que sale de la carretera de La Garganta, antes de llegar al charco de la Tejea, y se une a la Heidi —motivo por el cual mucha gente la denomina también Heidi—), hoy os enseñaré un truco para evitar del todo la carretera de La Garganta: tomaremos el viejo camino de la Solanilla, que desemboca en la Pista de la Tejea. Era precisamente éste el camino que seguían antiguamente, antes de que se construyesen las pistas, quienes querían acercarse al Pinajarro. Es innegable que se acorta camino, no obstante conviene tener presente que el recorrido es bastante empinado y no todos los pulmones lo toleran demasiado bien.
Desde la Corredera nos dirigimos al Barrio Judío, atravesamos el puente de la Fuente Chiquita y giramos a nuestra derecha. Seguimos adelante por ese camino hasta llegar al Puente de Hierro. Atravesamos las vías del tren y andamos algunos metros más. Observaremos que el camino efectúa una curva cerrada en subida y después se estrecha y encaja entre las paredes de dos fincas. Seguimos de frente esa senda cubierta por gruesas piedras. Escasos metros antes de que el atajo acabe en una finca, nos desviamos a nuestra izquierda. Ya no abandonaremos ese camino hasta desembocar en una pista ancha que es la Pista de la Tejea. La debemos tomar en subida, es decir a nuestra mano derecha.
Nos desviaremos en el primer camino que salga a mano izquierda (antes habremos sobrepasado una bifurcación a mano derecha, a la altura de un cartel de madera ya ilegible), que resulta fácilmente reconocible porque es muy ancho y está flanqueado por robles. Quienes hayan decidido llegar hasta aquí tomando la Pista de la Tejea desde la carretera, observarán que este desvío se encuentra a 2,900 km del ingreso en la carretera de La Garganta.
Superaremos, unos 30 m. más adelante, un desvío estrecho en subida a nuestra derecha. Aproximadamente 1 km después tomamos el camino que sale a nuestra izquierda en ligera bajada. 30 m. más adelante atravesamos un pequeño riachuelo. Unos 70 m. después el camino aparecerá cortado por una enorme portilla de troncos. Quitamos algunos de ellos y seguimos adelante. 60 m. más adelante aparecen ante nosotros los panales de abejas y, si nadie ha despejado el camino para cuando vosotros emprendáis esta ruta, ahí termina nuestro camino.

RECORRIDO TOTAL
Unos 6 km. ida y otros tantos de vuelta.

TIEMPO ESTIMADO
55 min. ida y 45 min. vuelta.

VEGETACIÓN
Mientras caminéis por la Solanilla encontraréis robles a derecha e izquierda. Tampoco faltará algún majuelo. En otoño deberéis tener cuidado de no resbalar sobre las hojas de roble que cubren las piedras del camino.
En el tramo de la Pista de la Tejea que recorreréis podréis disfrutar de retama, roble y algunos frutales. No obstante, la parte más hermosa del camino la encontraremos al abandonar esta pista. Allí se mezclarán especies propias de zonas más secas con otras que exigen bastante humedad (de hecho discurrimos bastante cerca del arroyo): el camino aparece flanqueado por robles, chopos, castaños, rosales silvestres, majuelos, enormes retamas, grandes helechos y gigantescos cardos. Si tenéis la suerte de asistir a la floración de los cardos, gozareis también del espectáculo que ofrecen las abundantes mariposas que acuden a libar de ellos. En este camino es también muy abundante el apreciado hipérico.
A medida que nos vayamos acercando a la portilla, y por tanto al arroyo, comenzaremos a encontrar juncos, saúcos, nogales y grandes avellanos, y la vegetación irá haciéndose más espesa.
























LA MONTAÑA COMO ESCUELA DE SOLIDARIDAD

En múltiples ocasiones hemos mencionado que las largas caminatas refuerzan nuestro carácter y nos hacen conocernos mejor y confiar más en nosotros mismos. Esto podría hacer pensar que el senderismo es una actividad que alimenta el individualismo. Nada más lejos de la realidad. Los recorridos por la montaña tienen la virtud de recordarnos que el hombre es un ser gregario, que ningún individuo es una isla. Los aficionados al trekking saben que una vez emprendemos una marcha, dejamos de pensar en singular para pasar a pensar en el grupo. Dejamos de ser yo para convertirnos en nosotros. Un buen compañero de caminatas está siempre pendiente del resto de miembros que componen su grupo.

Esto en la práctica implica:

1. No dejar jamás atrás a ningún compañero. Debemos saber en todo momento dónde está cada uno de los miembros del grupo.
2. En terreno especialmente difícil (por ejemplo si estamos atravesando un río y es necesario saltar de piedra en piedra, con la consecuente dificultad para mantener el equilibrio), esperar al compañero que nos sigue y mantenernos alerta para echarle una mano si fuese necesario.
3. Si nos acompañan personas que tienen vértigo y nos vemos obligados a caminar al borde de un barranco o por cualquier camino que pueda desencadenar el miedo a las alturas, siempre que sea posible, procuraremos colocarnos entre nuestro compañero y el vacío. Si no es posible evitarle la visión del vacío, para infundir tranquilidad en quien padece este problema a veces puede ser suficiente cogerle de la mano o simplemente hacerle notar que estamos cerca de él.
4. Si estamos atravesando un bosque denso y es necesario abrirse paso entre ramas o maleza, no soltaremos la vegetación hasta que estemos seguros de que quien nos sigue haya tomado las medidas necesarias para que ésta no pueda herirle.
5. Si avanzamos por un terreno bastante removido, debemos caminar correctamente para evitar que los compañeros que nos siguen encuentren mayores dificultades aún.
La lista es infinita y variará según la travesía que estemos abordando y sus particulares condiciones. En realidad no será necesario que nadie nos explique lo que debemos hacer en cada caso para facilitarle la travesía a nuestros compañeros. Bastará con que aprendamos a pensar en todo momento en sus necesidades, que básicamente serán las nuestras, y hagamos cuanto esté en nuestra mano para satisfacerlas.

POR LAS FIESTAS DE HERVÁS SUBIMOS A LA ERMITA DE SAN ANDRÉS… POR UNA ACERA ROJA

Mañana comienzan las fiestas del pueblo. En estas fechas es tradición subir a la ermita de San Andrés para visitar al Santísimo Cristo de la Salud. En las proximidades podremos disfrutar del bacalao rebozado y los pececitos fritos en los chozos de escoba montados para la ocasión. Es por tanto un buen momento para acudir al castañar y realizar el recorrido preferido de los habitantes del pueblo, especialmente de aquellas personas habituadas a caminar un poco todos los días.
Este paisaje, ya considerablemente antropizado, pues está recorrido por la carretera que conduce al Puerto de Honduras, se ha visto ulteriormente modificado por una obra bastante polémica. Hace menos de un año se acabó de construir una acera que discurre por el castañar desde el puente de Pedregoso hasta la Plaza de Toros. Ahora es posible seguir un camino de losas rojas como si quisiésemos emular a Judy Garland. Sólo que Hervás no es la Tierra de Oz, esto no es una película, aquí las losas no son amarillas y desde luego no creo que nos conduzcan a la felicidad.
No somos pocos los que no entendemos la presencia de loseta en medio del monte, máxime cuando esta zona ya era perfectamente transitable gracias a la carretera. No basta por tanto argumentar que se ha tomado la decisión para facilitar los paseos a los muchos vecinos de la tercera edad que suelen subir a San Andrés todos los días. Entre otras cosas, porque para mí quisiera yo la tercera edad de esas personas, muy a menudo parejitas, que es posible encontrar bien temprano en la zona. Basta observar los gemelos de hombres y mujeres, analizar su paso y la gallardía con la que caminan para darse cuenta de que una obra así no les es en absoluto necesaria.
Si la función no es práctica, solo puede quedar otra opción: que sea estética. Y aquí nos enfrentamos de lleno a las principales objeciones levantadas por todos sus detractores, que no son pocos. ¿De verdad creemos lógico y estético colocar una acera de color ladrillo —que contrasta ya de por sí terriblemente con el negro del asfalto de la carretera— en mitad del castañar, uno de los símbolos naturales más característicos de Hervás? Cada uno tendrá su propia respuesta a esta pregunta. Cierto es que muchos lo consideramos una forma de destruir el paisaje no muy distinta de la horrible costumbre de encementar pistas de montaña innecesariamente (lo que nada tiene que ver con encementar puntualmente tramos específicos expuestos a los hielos). Muchos lo consideramos, en definitiva, una auténtica pedrada infligida a la naturaleza.
Si había por fuerza que construir una acera del todo innecesaria, al menos se podría haber hecho respetando los materiales de la zona y procurando que su estética se hubiese amoldado a las necesidades del paisaje, que no hubiese sido tan invasiva ni hubiese provocado un impacto visual tan fuerte. Se podría haber utilizado la piedra o, como mucho, la pizarra, que al menos habría resultado infinitamente más discreta.
Por cierto, aunque la acera está ya acabada, la iluminación está aún por instalar. Porque también se van a colocar farolas. Así, además de ofender la vista de algunos viandantes, molestaremos a los pájaros y murciélagos con la contaminación lumínica que cada día les deja espacios más restringidos, que altera sus ecosistemas al modificar el comportamiento de los insectos de los que se alimentan.

CÓMO ACTUAR EN PRESENCIA DE ABEJAS


No es extraño que los senderistas encuentren durante sus salidas por la montaña panales de abejas colocados cerca del camino que deben transitar. Normalmente las colonias de abejas son acotadas convenientemente. Y si su propietario es una persona responsable, señalizará correctamente las colonias con carteles lo suficientemente grandes como para que nos percatemos desde lejos de su presencia.
En general, lo más juicioso es evitar circular cerca de los panales. No obstante, en algunas ocasiones puede resultar irremediable. Por eso hoy daremos unos cuantos consejos prácticos sobre cómo comportarnos entonces.
Para empezar deberíamos tener claro que las abejas no son animales agresivos. La abeja no clavará su aguijón a menos que se sienta agredida. Es lógico que este animal use su única arma sólo para defenderse, ya que le costará la vida. El aguijón de la abeja es un ovipositor modificado, por lo que cuando lo clava con él pierde también una parte de sus órganos abdominales.
Las abejas son insectos laboriosos, ordenados y abnegados. Las distinguen cualidades admirables a las que además se une un considerable atractivo. Si os fijáis detenidamente, descubriréis que su abundante vellosidad las convierte en el insecto más similar a los mamíferos, por los que el hombre suele sentir una especial debilidad. Si perdéis un poco de tiempo en observarlas detalladamente, descubriréis que producen una especial ternura, que son casi como peluches en miniatura.
Las abejas son animales utilísimos que nos abastecen de la miel, jalea, polen y propóleo, productos con múltiples propiedades beneficiosas. Estos insectos han convivido con nosotros desde tiempos inmemoriales. Utilizamos su cera para hacer velas y en los últimos años incluso sus picaduras están siendo usadas con fines medicinales (para curar por ejemplo reuma, lumbago o ciática). Por todo ello deberían merecernos un respeto. No tienen que ser temidas y tanto menos odiadas. No obstante, hay que ser prudentes en su presencia para evitar que puedan llegar a malinterpretar nuestras intenciones.
Si una abeja nos pica, el pequeño saquito con veneno que va unido a su aguijón hará que sintamos un dolor considerable. Si somos alérgicos a él, la situación puede volverse peligrosa. Quien sufre de anafilaxia podría arriesgar incluso la vida si fuese picado. Por tanto, quienes son conscientes de sufrir este problema deberían llevar siempre encima un kit con su tratamiento y sus correspondientes instrucciones médicas para inyectarse llegado el caso.
Los riesgos que corremos al tratar con ellas aumentan considerablemente si circulamos cerca de sus panales y por ello deberemos extremar las precauciones. Debemos tener en cuenta que si las abejas interpretan que amenazamos la seguridad de sus panales, no nos picará una, sino muchas al mismo tiempo.
La medida más básica si nos vemos obligados a pasar cerca de uno o varios panales es caminar con mucha calma, sin hacer aspavientos ni movimientos bruscos. Debéis mantener la tranquilidad incluso si las abejas se os acercan. Si deciden posarse sobre vosotros, no opongáis resistencia. En definitiva, dejadlas hacer todo lo que quieran sin reaccionar. Sobre todo nada de manotazos para intentar espantarlas, pues eso podría desencadenar el ataque.
Ayudará también a evitar un exceso de atenciones por su parte el no hacer uso de perfumes demasiado intensos ni llevar ropa de colores muy vivos.
Si por algún motivo comenzasen a picaros, alejaos lo antes posible de la zona, pero siempre sin aspavientos. Al picar, la abeja libera una feromona que incita al resto de miembros de la comunidad a picar también.
Evitad abrir la boca para gritar; las picaduras en la lengua y laringe pueden cuasar la asfixia.
Si habéis sido picados ya por una baja, podréis evitar el dolor si lográis detectar el punto en el que se encuentra el aguijón y lo desprendéis delicadamente (si no lo manipuláis correctamente, podéis colaborar a que el veneno actúe aún más rápido) antes de que el veneno de su saquito pase a vuestro organismo.
Si eso no es posible, podréis reducir el dolor aplicando barro en la zona afectada. Si tenéis a mano hielo, puede actuar como anestésico y reducir la hinchazón. Contra el dolor también es útil el vinagre o el amoniaco

UN BREVE PASEO A LOS DEPÓSITOS DE AGUA DE HERVÁS

Para aquellos a los que en general es imposible sacar a pasear ni a rastras, proponemos la visita a los depósitos de agua de los que se abastece Hervás, situados en las cercanías del Puente de Hierro. El paisaje que recorreremos está totalmente humanizado, no disfrutaremos de la montaña y apenas se podrá considerar que hayamos salido del casco urbano. No obstante, resulta una visita curiosa debido a que los tanques tienen el encanto propio de las edificaciones de una cierta antigüedad y, sobre todo, a la curiosa construcción circular anexa, que, al estar semienterrada, evoca las casitas de los hobbit de Tolkien.

CÓMO LLEGAR
Desde La Corredera, tomamos el camino que nos permite llegar a La Chorrera (consultar la correspondiente entrada). Atravesamos las vías del tren y tomamos la primera calleja a nuestra derecha, cuyo ingreso aparece marcado con un mojón verde. A poco más de 100 m. encontraremos los depósitos.

DESVENTAJAS
Apenas salimos del ámbito urbano.

VENTAJAS
1. Las curiosas construcciones que allí nos esperan.
2. A pesar de la cercanía de varias casas, es un paraje relajante. En contra de lo que cabría esperar, al acercarnos no oímos estruendo de bombas u otros aparatos eléctricos. Sólo escuchamos regularmente el fragor del agua que se acumula en los tanques.

COLLAO DE ENMEDIO (GARGANTILLA)

Gargantilla y sus gentes nos han fascinado tanto que hoy regresamos allí decididos a subir al Collao de Enmedio, a unos 1090 m. de altura. Su curioso nombre se debe a que se encuentra entre Collao Cimero y Picota Santa María.
Llegaremos por una pista de montaña fácil de transitar, aunque todo el trayecto se efectuará en subida. En el tramo final, en las inmediaciones de nuestro objetivo, desparece el camino y no hay huella siquiera de senda. No obstante, por poco sentido de la orientació
n que tengáis, si seguís las instrucciones que encontraréis en el apartado Cómo llegar, es muy difícil que no alcancéis la cima.
VENTAJAS1. Unas excelentes vistas desde lo alto.
2. La promesa de un paisaje vegetal espectacular cuando llegue la próxima primavera (para entender mejor a lo que me refiero se puede consultar el apartado Aprender a mirar).

INCONVENIENTES
1. La falta de agua una vez que abandonamos el pueblo de
Gargantilla.
2. Puede que el hecho de que todo el trayecto se efectúe en subida (con el agua necesaria a la espalda) deje sin aliento a los menos entrenados.
PRECAUCIONES1. Si pensáis subir en verano, os aconsejo que no llevéis menos de litro y medio de agua por persona. En una buena parte de la pista podréis encontrar algunas sombras, pero a medida que os acerquéis a la cumbre, los robles se irán haciendo mucho más escasos hasta acabar desapareciendo.
2. Podréis andar con bastante despreocupación por la pista (aunque atentos a las bifurcaciones para no perder el camino), pero debéis tener cuidado en las proximidades de la cima, cuando finalmente reaparece una estrechísima senda de terreno removido (por los caballos de los
escasos ganaderos que aún transitan la zona) que discurre por una pendiente muy escarpada. Un traspié ahí podría haceros rodar ladera abajo con mucha facilidad.
RECORRIDO TOTAL15 km de ida y otros tantos de vuelta. De Hervás a Gargantilla habremos recorrido unos 7 km. 500 m, y desde el puente que atravesamos al entrar en el pueblo por la ruta de montaña hasta lo alto del Collao de Enmedio otros 7 km 500 m.

TIEMPO ESTIMADO
A muy buen paso y partiendo de Hervás muy temprano para sufrir lo menos posible los efectos
del sol, 2 h 20 min. ida y 2 h vuelta.

CÓMO LLEGAR
Nos dirigimos a Gargantilla atravesando el castañar (sobre esta parte del trayecto se puede consultar la entrada sobre el Castañar del Duque y Gargantilla). Una vez efectuada la bajada al pueblo, atravesamos el puente que encontramos de frente y avanzamos por la ancha pista encementada que se abre a nuestra izquierda. Pasamos por delante de la piscina natural del pueblo y, aproximadamente a 1 km 400 m. del puente, encontramos un cartel con el plano de la ruta a seguir para alcanzar el Collao de Enmedio. Ahí nos desviamos por la pisa que inicia la subida a la derecha, marcada por rayas paralelas blanca y verde.

Aproximadamente a unos 500 m de allí aparecerá una desviación en bajada a vuestra derecha que no debéis tomar, pues regresaríais a Gargantilla. A unos 400 m. encontráis otra en subida a vuestra izquierda. Otros 400 m. más adelante otra en bajada a la derecha. 100 m. más adelante la pista se bifurca en dos ramales casi del mismo ancho. En ese punto tomamos el de la izquierda (marcado con las conocidas rayas en una piedra incrustada en el suelo), que es ligeramente empinado y está encementado en su tramo inicial.
A 400 m., a nuestra derecha, hay una desviación ancha y en bajada. Nosotros giramos con el camino hacia la izquierda y seguimos subiendo. 200 m. más adelante se abre otra desviación en
bajada a nuestra izquierda. Unos 250 m. después encontramos una portilla que normalmente estará abierta. En caso de encontrarla cerrada, volvedla a cerrar una vez hayáis pasado. Desde aquí, las vistas del embalse Gabriel y Galán, a vuestra izquierda, es excelente.
100 m. más adelante sale un estrecho camino a nuestra derecha. A unos 20 m. encontraremos un enorme cobertizo para el ganado. Unos 80 m. más a delante se abre una desviación muy ancha a mano derecha. A 200 m. la pista se bifurca en dos ramales de igual ancho. El ramal que sigue de frente está marcado con una cruz blanca y verde, pero nosotros tomamos el que gira hacia la izquierda y sigue subiendo, señalizado con una baliza.
A unos 700 m. aparece un desvío a la derecha. 200 m. más adelante, una senda en el mismo lado del camino. 200 m después rebasamos un desvío en bajada (marcada con una cruz verde y
blanca) que queda a nuestra izquierda, y seguimos ascendiendo. A 100 m. aparece otro desvío a nuestra izquierda (en este punto nuestro camino está marcado por las habituales rayas paralelas). 100 m. más adelante rebasamos una desviación a mano derecha.
A 400 m. encontraréis un desvío a vuestra izquierda con abundantes helechos. Seguimos subiendo y a 300 m. se abre una desviación a la izquierda. A 400 m. la pista se vuelve a bifurcar. El ramal de la izquierda está marcado con una equis y es casi llano. Nosotros tomamos el de la derecha, que está marcado con las dos rayas y nos permite seguir ascendiendo.
Unos 200 m. después los robles empiezan a desaparecer y los helechos toman su lugar. Poco más adelante una
baliza os confirma que vais por buen camino. A escasos metros, a vuestra izquierda, observaréis una tapia caída desde la cual parte una veredita que atraviese una suerte de prado. En el paraje, que es el Collao Corral, veréis huellas de ganado vacuno y una casilla antigua. Debéis avanzar por esa estrecha vereda. No obstante, la senda desaparecerá en breve. Nos separan unos 600 m. de la cima a la que nos dirigimos, en ellos deberemos orientarnos por nuestros medios. Se trata simplemente de caminar procurando rodear el monte en el que nos encontramos. Cuando salgamos de Collao Corral y los helechos desaparezcan, será posible divisar la estrecha senda creada por los cascos de los caballos. Ya casi estáis arriba. A pocos metros de la cima reaparecen las marcas verdes y blancas que tanto estabais echando de menos.
VEGETACIÓNLa pista está flanqueada por robles, retamas, algunos majuelos y rosales y pocos ruscos. En el primer tramo atravesaréis un paisaje bastante humanizado, ya que a los lados de la pista se distribuyen bastantes huertas en las que se cultiva sobre todo cerezo.
A medida que ascendamos, el exquisito aroma de los torviscos se volverá embriagador. Cuando ya estemos muy cerca de la cumbre, los robles casi desaparecerán y darán paso a una vegetación baja de helechos, buena parte secos en verano. La concentración de helechos es enorme en Collao Corral.
Una vez que salgamos de allí y recuperemos la senda, el helecho se mezclará con matas de brezo y retama. Encontraremos también algún espino blanco en la cumbre.
APRENDER A MIRARObservando las fotos de la cima, de la senda que discurre por un paisaje casi totalmente seco, muchos pensarán que no merece la pena tanto esfuerzo para alcanzar el Collao de Enmedio. No obstante, este lugar nos depara un tesoro escondido que hay que saber ver. Al margen de las vistas extraordinarias de las que gozamos desde allí, el paraje encierra una belleza que no todos saben descubrir. Cuando yo subo allí en verano y miro a mi alrededor, no veo la hierba seca que me circunda, sino la vegetación de la que podré disfrutar en cuanto lleguen las lluvias. ¿Queréis saber lo que yo veo al mirar las fotos que aquí os dejo? Veo una alfombra tupida y regular de hierba corta y suave, que crea un colchón mullido (esa hierba típica de las cumbres), una moqueta verde claro salpicado de cientos de hermosas plantas caracterizadas con sus enormes hojas de múltiples foliolos. Se trata de peonías, que no pasarán desapercibidas a los más observadores ni siquiera en agosto, aunque en este período están muy quemadas por el sol. Y veo también lo que sucede al llegar los meses de abril y mayo: veo como el tapete verde se convierte en un tapiz lleno de enormes flores con pétalos que van del rosa al púrpura, con gruesos y llamativos estambres amarillos.

PROPUESTAS ADICIONALES
Cuando se aproxime la época de floración de las peonías, todos a Collao de Enmedio, a gozar del espectáculo que el paraje nos depara. Desde luego yo no pienso faltar a una cita tan especial. Entonces os ofreceré una cara totalmente distinta de este bello lugar. No obstante, nada como disfrutar un milagro así en primera persona. No me puedo creer que no os vayáis a animar.

Los verdaderos protagonistas estan aquí